Pasamos más del ochenta por ciento de nuestra vida habitando espacios interiores, y cada lugar pasa por nuestros sentidos afectándonos de diferentes formas. Por esta razón es importante que nuestros ambientes nos hagan sentir mejor que cuando llegamos a ellos, confortables, agradables a la vista, al tacto, a nuestro olfato.

El diseño interior de un espacio es hacer de lo ordinario algo extraordinario, y si se puede memorable. 

Te has fijado que según es el espacio nos hace compartamos de manera diferente, como cuando entras a una iglesia con un techo impresionantemente alto y esa magnitud de escala te hace sentir pequeño y querer guardar silencio o los pasillos de un hospital fríos e incomodos. Lo mismo pasa en nuestras casas, pero no nos damos cuenta de cuánto y cómo nos afecta el como esta conformada, los colores, la luz natural o la escasez de la misma, el tamaño del techo, las texturas  de las telas donde nos sentamos, su orden o falta del mismo.

¿Qué es lo que hace que la gente se sienta cómodo en un espacio? De esto trata el diseño de interiores, de crear la mejor experiencia para los que los habitamos, por ejemplo un asiento no sólo sirve para sentarse, se trata de un lugar donde uno es invitado a soñar, a gozar, a comunicar, o una mesa donde compartir momentos muy preciados de manera intima con los que amamos. 

Nuestras casas son el escenario de nuestras historias y no se olvida nunca un lugar hermoso, confortable y con personalidad.